miércoles, 26 de diciembre de 2007


Los curiosos informes de la fantasía

"...Un hombre va de regreso a casa con dolor de cabeza, teniendo la posibilidad, mientras conduce su automóvil, de dejar que sus sensaciones físicas se expresen. Cuando se concentra en ellas, el dolor de cabeza resulta ser una rigidez en la nuca y los hombros. Lleva los brazos rígidos sobre el volante, sus hombros y su nuca están tensos. Tiene una mueca airada en el rostro. La escena se amplifica.
Fantasea que está en un campo de batalla y que ha sido herido mortalmente. Se apoya en el tronco de un árbol. Si resiste alguien vendrá, lo verá y le prestará auxilio. El aspecto de mártir que ofrece en la imagen le parece cómico. El herido de la fantasía sonríe para sí y dice: ¨Diablos, se supone que un hombre herido debe caer al suelo.¨ Se relaja, reclinándose en el asiento del automóvil. El hombre en el campo de batalla se relaja sobre el tibio suelo. Examina tranquilamente unas plantitas que crecen cerca de él, saliendo de la tierra arruinada del campo de batalla. El conductor concluye que se ha forzado rígidamente a hacer todo lo que se esperaba de él, teniendo la secreta esperanza de que alguien notará su condición y le tendrá lástima. Toma conciencia de sí, siente pena por él mismo y se permite relajarse. Persiste cierta rigidez en cuello y hombros. Concluye que el próximo fin de semana irá con su familia al campo a descansar.
Transformando las sensaciones en imágenes, pudo captar mejor lo que estaba haciendo. Sus ¨heridas mortales¨ provenían del excesivo maltrato que se daba a sí mismo. La persona de quien esperaba que se diera cuenta y lo cuidara era él mismo. El destrozado campo de batalla y las heridas reflejaban la batalla por la que estaba atravesando en el mundo del trabajo. Las plantitas eran el inicio de la nueva vida que surgía al relajarse. Esta fantasía era una dramática exageración. La vida interna utiliza un lenguaje muy dramático para lograr comunicarse con la persona que no desea hacerlo..."

Creatividad, sensibilidad y fantasía. Mercedes Velasco Irigoyen.